Las patologías cutáneas más comunes en los caballos incluyen alergias, infecciones fúngicas, parasitosis y trastornos bacterianos. Estos problemas pueden ser causados por diversos factores ambientales, genéticos y de higiene.
Alergias
Las alergias son muy frecuentes y a menudo se manifiestan como dermatitis, que es la inflamación de la piel. Las causas más comunes son las picaduras de insectos, especialmente la alergia a la picadura de mosquitos (Culicoides), también conocida como “dermatitis de verano”. Otras causas incluyen el polen, el polvo del heno, y el contacto con productos como champús o medicamentos. Los síntomas habituales son picazón intensa, descamación, enrojecimiento y pérdida de pelo.
Infecciones Fúngicas
La tiña (dermatofitosis) es una de las infecciones fúngicas más comunes en equinos. Está causada por hongos que prosperan en ambientes húmedos y atacan la queratina de la piel, el pelo y las uñas. Se caracteriza por lesiones circulares, sin pelo y con costras, que pueden extenderse rápidamente.
Parasitosis
Los parásitos externos son una causa significativa de problemas cutáneos.
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Sarna: Es una enfermedad causada por ácaros que se introducen en la piel del caballo, provocando picazón, descamación, costras y la caída del pelo.
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Habronemiasis cutánea: Conocida como “úlceras o llagas de verano”, es una infección causada por las larvas de parásitos que se transmiten a través de las moscas. Estas larvas, al introducirse en heridas, irritan la piel y causan úlceras de cicatrización lenta.
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Garrapatas: Estos ectoparásitos se adhieren a la piel, provocando irritación, inflamación y, en casos graves, la transmisión de enfermedades.
Infecciones Bacterianas
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Arestines (fiebre del barro): Esta condición es una dermatitis bacteriana que afecta principalmente la parte inferior de las patas, especialmente en áreas con humedad y barro. Se manifiesta con costras, grietas, inflamación y dolor.
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Dermatofilosis: También llamada “lluvia de barro”, es una infección bacteriana que se desarrolla en climas húmedos. Se caracteriza por costras que, al desprenderse, dejan una base húmeda y con pus.
El diagnóstico y tratamiento de estas afecciones cutáneas deben ser realizados por un veterinario, ya que muchas de ellas presentan síntomas similares. Un diagnóstico preciso es crucial para aplicar el tratamiento adecuado y evitar complicaciones.

